16 de Abril
Como cada año, cuando llega el 16 de abril se celebra en el mundo entero el “Día Mundial de la voz”. Buscando la definición de voz, en un diccionario virtual, encontramos que es entre otras cosas “palabra o vocablo”. La voz son aquellas palabras que las personas pronuncian cada día para nombrar el mundo en el que habitan y también palabras a través de las cuales se dicen a sí mismas.
Así, celebrar este día nos da la posibilidad de reflexionar sobre el derecho a la Libertad de Expresión. Un derecho que forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y también de la constitución de la república de Angola.
El respeto por el derecho a la libertad de expresión en una sociedad se constituye en un indicador para medir el desarrollo de la misma. Así, por ejemplo, el grado de libertad con la que se expresan los ciudadanos frente al poder político, social, económico o religioso dominante es una señal de que la sociedad en su conjunto es “madura” en términos de ciudadanía y participación.
Ocurre lo contrario, cuando por ejemplo, una sociedad que en índices de crecimiento puede presentar datos favorables (una mejor economía) y que sin embargo, en términos de libertad de expresión, los ciudadanos son reprimidos, juzgados o silenciados de diversas maneras, por ejemplo: despreocupación por la educación de la población en general que provoca una débil conciencia crítica, la censura a los medios de comunicación y en casos más dramáticos (que lamentablemente se constatan en el mundo) la tortura y la muerte de aquellos que manifiestan su voz a favor de la justicia y el derecho.
La libertad de expresión es un derecho que tiene que ver no sólo con la capacidad de pronunciar palabras, sino que es algo mucho más profundo pues implica a la persona toda, con sus creencias, sistemas de valores, sueños, etc. Ahora bien, este derecho como cualquier otro guarda una estrecha relación con los deberes. Podemos expresarlo con esa fórmula tantas veces nombrada: mi derecho acaba donde comienza el derecho del otro.
El derecho a la libertad de expresión está estrechamente relacionado con el dialogo, pues, cuando nos expresamos no lo hacemos como seres aislados en el mundo, sino como hombres y mujeres que actúan en un contexto determinado. Al hablar de diálogo, resulta inspirador citar las palabras de Paulo Freire, quien dice: “El diálogo es el encuentro amoroso de los hombres que, mediatizados por el mundo, lo ‘pronuncian’, esto es, lo transforman y transformándolo, lo humanizan, para la humanización de todos”.