Luanda
Este aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene un “sabor particular”. En efecto, este día, millones de seres humanos, en todos los rincones del mundo, reconocen y celebran la vida ejemplar de Nelson Mandela, un ciudadano que encarno como ningún otro en el siglo XX la exigencia primera de la Declaración -“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros“
Todos los años en este día, 10 de diciembre, los escépticos, los pesimistas, nombrémoslos así, se manifiestan para decir que la DUDH de nada sirvió, pues todos los día continúanos constatando violaciones de los derechos humanos en todos los lugares de la tierra. Y eso es verdad. Sin embargo, muchas otras personas reconocen que sean cuales sean los límites o insuficiencias de este documento, el mundo estaría mucho peor sin esa Declaración de Principios.
Resulta inimaginable el camino recorrido durante estos 65 años. Torturar, cometer violencia contra los otros, discriminar etnias y pueblos enteros era considerado normal para la mayor parte de las personas, incluso a veces hasta se elogiaban tales comportamientos. Así al terminar esta breve nota sobre los 65 años de la Declaración hacemos solo la siguiente reflexión.
El día en el que las Naciones Unidas firmó esta declaración-10 de diciembre de 1948- la mayor parte de la prensa de la época, ignoraron este acontecimiento, donde se decía solemnemente ques los hombres nacen libres e iguales. Sesenta y cinco años después millones de personas en todo el mundo reconocen la Declaración y saludan la figura ejemplar de Nelson Mandela. Este hombre que habiendo sufrido una de las mayores discriminaciones legales sobre la igualdad del régimen del Apartheid, supo pasar de la opresión a la libertad y procurar esto para el pueblo de una nación entera. Hoy millones de personas recuerdan a Mandela y reconocen en él su lucha constante por hacer posible ese primer artículo de la Declaración: “Todos nacemos libres e iguales”
¡Cuánto camino andado!